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gurp

Lección Nº 14

Tómese por ejemplo a un paseante que, sintonizando ordenadamente sus actos según un proyecto previo, puesto a punto por la mañana, pasea con una meta precisa por el carril bien delimitado e infalible de una calle de la ciudad. Y supóngase que de pronto se haya ante el encuentro con la irrelevante presencia, en el adoquinado, de un tacón de aguja negro, imprevisto y, por otra parte, imprevisible.
Y se queda como hechizado.
Él solo, préstese atención, y no los otros miles de humanos que, con análogas disposiciones de ánimo y de conducta han visto el tacón de aguja negro, pero que con preciso automatismo lo han relegado en el útil carril lateral de objetos curiosos fundamentalmente no aptos para penetrar en el sistema de su atención, como por pragmática impostación del mismo. En cambio, nuestro hombre, sometido de repente a una cegadora epifanía, bloquea su camino, espiritual y no, al ser irremediablemente sustraído a sí mismo por una imagen que se escucha como un reclamo que es imposible eludir, casi un canto capaz, en apariencia, de reverberar hasta el infinito.
Eso es extraño.
Cuando en el tropel de materiales que la percepción se encarga de trasladar desde la experiencia hasta nosotros, un detalle, y sólo ése, aflora entre el magma de la totalidad y, escapando a todo control, llega a herir la superficie de nuestra razón para que instantes como ése acaezcan y, sin embargo, acaecen, encendiendo repentinamente en nosotros una emoción inusitada. Son como promesas. Como destellos de promesas.
Prometen mundos.
Se diría que ciertas epifanías de objetos escapados a la equivalente insignificancia de lo real son minúsculas troneras a través de las cuales es posible intuir -quizá alcanzar- la plenitud de mundos. De mundos. Desde la inanidad de un tacón de aguja perdido en la calle, se filtra luz de mujer, la luz de mujer, de un mundo, de tal forma que hay que preguntarse, en fin, si ésa precisamente / tal vez es ésa la única puerta a la autenticidad de los mundos
no hay en ninguna mujer toda la mujer que hay en un tacón de aguja perdido en la calle/ algo que es el último meollo de la inmensa experiencia colectiva y de la historia que subyace bajo el nombre de mujer / digamos que su verdad tornasolada / más en concreto, lo que en la realidad corresponde a cuanto en nuestro horizonte perceptivo acaece en cuanto emoción y sensación subsumible en la expresión lingüística mujer
Y si esto es cierto la autenticidad sería entonces una metrópoli subterránea perceptible por el destello de troneras minúsculas que la anuncian, objetos-luminiscencias tallados en la superficie blindada de lo real, llamaradas que son anunciación y atajo, señal y puerta, ángeles…-y que nadie me venga ahora con la magdalena de Proust- Nos hemos encadenado a esa imagen obscenamente doméstica, burguesa, hogareña/ se ha neutralizado en ella el ardor de las verdaderas troneras, reducidas a fenómenos insignificantes en sí mismos de manera involuntaria y, quién sabrá por qué, reveladora/ echados sobre el diván del médico hemos malbaratado los destellos epifánicos del subsuelo como regurgitaciones deprimentes de subconsciencias personales e individuales/ los hemos entregado a una cura consoladora, como si fueran cálculos renales, que hay que drenar y expulsar en la micción de los recuerdos/la memoria/diuresis del alma/imperdonable cobardía/
como si el hombre que queda hechizado por un tacón de aguja, negro, fuera, en ese momento, él mismo: y tuviera su biografía, y su memoria. Éste es el engaño. Los ojos que ven los destellos son terminales irrepetibles del mundo. Son combinaciones de hechos ocurridos, constelaciones objetivas de eventualidades convergentes en un único instante y un mismo lugar. No hay nada de subjetivo. Cada destello es un acontecimiento de objetividad. Es lo auténtico desfigurando lo real
piensa qué ojos, capaces de ser tan sólo reales, y basta, ojos sinhistoria
después, y sólo después, entonces ya es historia
escucha, después, entonces, ya es historia
en la ambición de hacer eterno ese destello, se le convierte en historia, a poco que pueda
piensa en la mente que pueda hacerlo
qué levedad, y fuerza, para mantener suspendido un destello todo el tiempo necesario hasta llegar a ver cómo se disuelve en historia
esto sería acuñar historias, esto es lo que se debería saber hacer, permaneciendo a la escucha todo el tiempo necesario, esperando la grieta escondida en la lama del destello, recogiendo su paso y sus medidas, su respiración, su porte, caminando por sus senderos, respirando sus tiempos, hasta tener, en la manos, en la voz, ese instante abierto en sus lugar, y dulcificado en la línea curva de una historia, afilado en la línea recta de una historia
¿puedes imaginarte un gesto más hermoso?

8 comentarios

arale -

a raiz de tu post, o copia o lo que sea ;), decidí añadir el estudio de los tacones en mis observaciones antropológicas por el mundo adelante. Estos días por Portugal encontré aútenticas acróbatas que se destrozaban los carpos y metacarpos con los talones a más de 10 cm del suelo. Para más contraste entre las portuguesas, taconeadas y sin taconear, se encontraba mi amiga Marília, con la cabeza rapada, sus camisetas de sisas, sin pendientes y su tripota de embarazada de 4 meses. Pese a, como dice ella, "llevar una pilila dentro", rezumaba feminidad (aunque aún no tengo muy claro qué es eso) y quizás, algo más...creo que en su cara se intuía por momentos la alegría silenciosa, y también el miedo, de quien sabe que tiene dentro toda una vida por delante.

eli -

ultimamente estoume dando de conta de que son unha guía de recursos (o cal faime feliz). Dígoo polo da sapiencia: organízolle a dieta a Silvia (non sei que cearía de non ser por min), atopo concellos en ourense, soluciono blogs, compro flores (cousas miñas)... En fin. A miña xefa non aguanta a Luís Rial: chegaremos a ser amigas??? Jajajaja... Nada, eu estou aquí para botar unha man a quen lle faga falta. Teño unhas ojeras de campionato, pola merda de peli de Freddy contra Jason: aghhhhhhhhhh que mala era que non puiden durmir.

Marla -

Ya puede dejar posts en mi blog cualquiera!!!!
Gracias eli por tu sapiencia!

Marla -

sí, sí, se me olvidaron las comillas...parecía tonto cuando lo compramos...

gurp -

mis disculpas... se me olvidaron las comillas, pero esto no es mío... es un maravilloso plagio con ideas que comparto. Besiños y gracias por los comentarios.
Marla, ya me gustaría a mi quedarme de fiesta con los castrexos, pero en realidad lo único que hizo fue meterme una caminata de 4 km monte arriba, y otros 4 para bajar al coche del fotógrafo, a la una, con un sol de espanto... y por la tarde a escribir (era sábado). Viva el periodismo!!!

Elianinha -

Marla: mira en settings, comments, e podes cambialo. Se queres bótoche unha man despois.
Gurp: con Touriño berreando ao lado sen poder concentrarme no que escribiches, só dicirche que me gusta esa vena fetichista.

Marla -

Ya me he enterado de que hiciste un reportaje de puta madre sobre los castrexos y los romanos con botella en mano. Dentro de un par de años te veremos como el nuevo Pérez Reverte, pero medio heavy.
No sé por qué, pero en otras blogs de blogger puedo dejar comentarios con nombres diferentes, inventándome una supuesta página web y en la mía no se puede :(
Podrías crearte un blog falsa para hacerme feliz

Marla -

Bueno, yo me quedo hechizada con tantas cosas en la rue, que se lo digan a mi colega Xosema...